La yuca brava

La yuca brava o amarga es una de las especies cultivadas protagónica para los pueblos indígenas amazónicos. Se calcula una grandísima variedad de sub especies, al hablar por ejemplo de al menos 70 variedades utilizadas entre los Sikuani, y los Shuar o Jíbaros se dice llegan a distinguir la altísima suma de 200 distintas variedades entre yucas amargas y dulces.

El uso de este tubérculo es una fascinante muestra del conocimiento, experimentación y relacionamiento ancestral de las culturas con los alimentos. Ésta planta cruda es venenosa para los humanos, sin embargo con el minucioso ejercicio de procesamiento la yuca pierde las propiedades letales y se convierte en variadísimas preparaciones a base de la masa como es el caso del casabe, alimento que puede catalogarse como uno de los centrales en la base alimenticia con la que las poblaciones se han mantenido y en gran parte se mantienen hoy en día.

Este laborioso proceso de la elaboración deja también entonces un universo inmenso de cultura material relacionada a las prácticas alimenticias, con múltiples y variados objetos para apoyar desde la recolección hasta la preparación final de sus derivados. Objetos como catumares, ralladores, sebucanes, guapas y budares, en las diferentes formas y versiones que cada etnia detenta, se vuelven un distintivo y acervo cultural de los alrededor de 62 grupos indígenas de la región amazónica colombiana y de los aproximadamente 370 grupos étnicos que habitan en general el llamado Bioma Amazónico.

“Un hombre y una mujer en la cultura indígena, no son adultos hasta que no aprenden a hacer con sus manos los elementos de los cuales dependerá la alimentación y la vida de su familia”.
— Mujer Sikuani, Matavén, Vichada, 2007.
Julián Lobo-Guerrero